lunes, 21 de diciembre de 2009

Oh, y ahora, quien podrá defendernos?

He estado escuchando las maravillosas ideas que se han venido contemplando acerca de restringir a las personas que manejan una moto en Honduras. Según las cifras, las unidades motorizadas llegan a los 150,000 vehículos, y no es de extrañar que esa cifra crezca pues así como va la cosa, mucho optan por vender su vehículo y comprarse uno de estos versátiles artefactos.

Ahora, a nuestros genios de autoridades se les ha ocurrido que el crecimiento del parque vehicular de motocicletas, ha incrementado el crimen en nuestro país. La afirmación no está lejos de la realidad pues la criminalidad sigue aumentando en nuestro territorio, y no se puede negar que cierto número de fechorías han sido cometidas por individuos motorizados.

Pero, la pregunta es inevitable: Todos los crímenes se cometen en moto? La respuesta es obligada, NO, no es así. Esta situación es solo parte de la ecuación, y en el pareto probablemente esté dentro del 80% que solo soluciona el 20%.

Quisiera hacer uso de la trillada frase de los médicos: Atacar a los motociclistas es solo atacar uno de los síntomas y no la enfermedad en si. Los crímenes mayores se cometen en automóvil. O nos podrán decir nuestras autoridades que las toneladas de cocaína las trasladan de departamento a departamento en la parrilla de una moto?

O cuando secuestran a alguien lo montan en el asiento del pasajero y le ponen el casco? Ridículo pensarlo verdad? Solo es cuestión de leer las noticias y ver cuál es el patrón por ejemplo en los asaltos a los bancos, la huida siempre es un automóvil.

Las ideas son multicolores y hasta folklóricas, por allí suena fuerte un chaleco con un número de registro, otra idea es solo permitir una persona en la moto, la otra es ponerles un GPS, como si eso no violentara el derecho de privacidad que tiene la población. Ya me imagino aquel que tiene enemigos y los enemigos quieran saber donde se encuentra en cualquier momento, el GPS es su solución. Pobre víctima, ponen en peligro su vida con sus ideas.

Un chaleco? Como si el famoso chaleco no se pudiera fabricar en forma similar, como si los criminales fueran a acabárseles las ideas pues ya no pueden utilizar las motos, o si la carencia del chaleco los va a limitar para asesinar a alguien. Honestamente siento que nuestras autoridades no están ejercitando el musculo de arriba.

Me dirán mis lectores si me equivoco, pero, nos sería mejor combatir el problema de raíz? O, no pensarían Uds. que controlar las armas con las que se cometen estas fechorías es un mejor plan?

Por que están tratando de controlar un medio de transporte cuando lo que deben controlar es la facilidad con la que se puede obtener un arma en nuestro país? Una motocicleta cuesta entre Lps 20,000.00 y Lps 40,000.00, un arma puede costar Lps 2,000.00 ilegalmente. Que es más fácil entonces? Obtener una moto o comprar un arma?

Hasta mi hijo de 4to grado podría hacer esas matemáticas, por que Uds. señores de la policía no pueden?

En mi humilde opinión la forma en que están analizando la situación está por demás errada, no es controlando las motos que van a bajar la criminalidad, ni el narcotráfico, ni los secuestros, permítanme decirles que están equivocados.

Pero si le van a poner chalecos a los motociclistas, hagamos la “barrabasada” más grande aun: Pongámosle límite a los automóviles, solo el conductor y nadie más, las esposas y los hijos a usar rapidito. Píntenles la placa a todos en el techo del carro, así como quieren la placa de la moto en el casco. Afortunadamente en mi c asco cabe hasta mi numero de cedula, si quieren me lo pinto también. Pongámosle GPS a todo vehículo en Honduras y facilitémosle la vida a las esposas, así sabrán donde están los bandidos a cada segundo, y a las aseguradoras, nadie se robara un auto nunca más. Hagámosle el trabajo a los asesinos a sueldo, así sabrán donde están sus víctimas en cada momento.

Los felicito, hombres con ideas como las que Uds. tiene se necesitan en Honduras.

Quiero terminar esta nota aclarando que no es que esté en contra del chaleco, nada más alejado de la realidad, de lo que estoy en contra es que andemos por las ramas y estemos tratando de engañar a la gente. El problema mayor son las armas, ese es el que hay que atacar.

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