Chávez derrotado: Lárgate de Honduras
Diciembre 1, 2009
El anhelado proceso electoral hondureño, que hizo de Porfirio lobo Sosa el nuevo presidente de la patria. Dejó una serie de hechos que marcarán el destino de los próximos años.
Demostró una fuerza indoblegable de un pueblo que cree en sus instituciones y en el espíritu democrático. No pudo la impúdica presión del exterior, coartar el derecho de los hondureños a labrarse su propio destino. Las inmensas colas que abarrotaron los centros de votación, ratificaron que más allá de las dificultades, los catrachos están construidos bajo la égida del General Francisco Morazán; no existe trampa que pueda amordazar sus sueños que revolotean entre el prado y la distancia.
Su valor intrínseco estuvo escribiendo una página dorada, que servirá a las nuevas generaciones como una guía para impedir que oscuras fuerzas del extranjero traten de perpetrar un secuestro a la suprema voluntad de un pueblo digno.
En Venezuela llora el principal derrotado: Hugo Chávez sufrió en las ardientes urnas electorales, el rechazo más grande para el intruso. Pretendió dictar las normas, y con su dinero petrolero trató de manipular al pueblo con la obscenidad de sus prácticas fraudulentas.
La dignidad pudo más que el fajo de billetes. Las necesidades del pueblo pobre no claudicaron ante la grosera intromisión de su propuesta indecente. En la decisión popular se evidenció en donde se ampara la verdad. La decencia del hondureño es más grande que sus dificultades, escapa de la treta de esos bribones que creen que por tener dinero, y haber comprado el destino de otras naciones, ellos pueden hacer lo mismo en todos lados.
Honduras se levanta en libertad. No necesita la aprobación de los cenáculos del poder omnímodo para estar en buen resguardo. Tampoco requiere la enajenación de sus instituciones, para permitirle a un hombre la perpetuación en el poder. Un individuo que sólo es una pieza en el tablero de sus amos que pagan todos sus cuantiosos gastos. Un hondureño que prefirió quemarse en el infierno de la impudicia que tener la grandeza de reconocer sus errores. Manuel Zelaya Rosales, quedó tirado en el frío cemento de la incomprensión. Sus preceptores al final lo dejaron morir por inanición; eso le pasa a todo aquel romántico soñador que le cree algo al sátrapa ignorante de Miraflores.
Este proceso ejemplar dejó grandes enseñanzas. En la política es extraño ver lecciones de dignidad como las del ex candidato por el partido Liberal a la Presidencia, Elvin Ernesto Santos Ordóñez. Su mensaje a la nación estuvo impregnado de un profundo amor por la patria, sus palabras describen a un hombre que viene a la lucha ideológica con la grandeza de poseer valores y principios que lo convierten en un bastión decisivo en la hermosa tarea de fortalecer el legado de un pueblo heroico
El pueblo habló y es voz de Dios. Un amanecer hermoso se cierne sobre la pequeña nación centroamericana, de seguro triunfará la libertad.
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