Estas últimas 48 horas, me las pase conociendo algunos lugares de mi país, los cuales no había tenido la oportunidad de visitar. Tampoco crean que fueron muchos, pues la economía no da para tanto. Sin embargo, la experiencia fue refrescante y muy satisfactoria.
Decidí que era tiempo de conocer las playas de Puerto Cortes, pues son las más cercanas a San Pedro Sula y eso reduce el presupuesto del viaje.
Descubrí algunas cosas interesantes mientras andaba de un lugar para otro en mi pequeño automóvil motor 1600, algo que representó una ventaja enorme al momento de trasladarnos a los diferentes sitios; me gustaría enumerarles un par de ellas:
Descubrimos que en Puerto Cortes, puedes estar en el parque central a las 9:30 de la noche y no únicamente no te pasa nada malo, si no que los pobladores disfrutan de estar allí pues había por lo menos medio puerto en el parque comiendo nieves , caminando, jugando con sus hijos o simplemente sentados refrescándose.
A los lugareños les gusta el mar de noche, aun a las 8 de la noche, todavía podían verse familias completas “chapoteando” en la playa municipal.
Hay hoteles de 1 estrella que tienen precios de 5.
Descubrimos que comerse una nieve con leche condensada a 40 grados de temperatura te tele transportan al cielo.
Pero, a parte de esas cosas triviales, descubrimos que es lo que hace la diferencia entre un negocio exitoso y uno en el que no se ve concurrencia de personas.
Tuvimos la experiencia de entrar en un lugar en el que decidimos comeríamos nuestro almuerzo y nadaríamos en su piscina, pero cometimos el “error” de ingresar primero a la playa.
Un individuo del personal de servicio se acercó después de unos minutos y con un tono arrogante sin mediar palabra nos dijo: “a consumen o se van”. Naturalmente nos fuimos del lugar. Aunque probablemente habíamos tenido la culpa puesto que el “educado” caballero no tenía una bola de cristal y tampoco era síquico para leer nuestras mentes.
Como podíamos esperar nosotros, que el dueño del establecimiento lo hubiese entrenado para tratar adecuadamente a los turistas? A fin de que se sintieran bienvenidos en su negocio?
Axial que buscamos otro lugar para poder comer, ya era casi final del DIA, por lo que lo único que queríamos era comer, nadar un poco en agua dulce y Luego descansar.
El siguiente día fue toda una experiencia, recorrimos muchos kilómetros y descubrimos que no hay cajeros automáticos desde las afueras de puerto cortes hasta la frontera con Guatemala. No pudimos entrar al lugar planeado pues sin efectivo y sin sistema para tarjetas de debito o crédito, no había mucho de donde escoger.
La fortuna decidió que conociéramos un sitio que nos devolvió la esperanza en los sitios turísticos de mi bello país: Muchilena
Llegamos al lugar y conocimos un establecimiento enfrente del mar al cual le bautizaron como “Pelican’s Restaurant”, el dueno del lugar es un individuo con una vision de servicio fuera de serie. Le preguntamos si habia chance de que tuviera sistema de tarjetas de credito, a lo cual respondio que no, y seguidamente se disculpó por no poder prestarlo debido a que aun no se lo instalaban.
Amablemente nos ofreció unas sillas y mesa debajo de una protectora sombrilla, aun sabiendo que no podiamos consumir nada debido a nuestra carencia de efectivo. Lo cual aceptamos sin vacilar.
El mar estaba cristalino, calmado y la playa limpia, a medida que pasaba el tiempo la gente comenzo a venir. Yo miraba desde la sombrilla al propietario de aquel lugar moverse de un lado a otro, llevando su producto a donde estaban los clientes.
Mientras caminabamos nos topamos con el llevando un plato de una sopa marinera que habia pedido un cliente y sin dudarlo hizo su trabajo y nos publicitó aquel producto. Yo me disculpe y le recorde que no cargabamos efectivo, pero que en el proximo viaje indudablemente probaríamos su deliciosa comida.
Nuestra sorpresa fue que este hombre, dueno de este negocio nos dijo: “No puedo permitir que se vayan asi” y para sorpresa nuestra nos ofrecio el almuerzo y nos que cuando volvieramos en otra ocasión podiamos pasar a cancelarle.
Le tomamos la palabra, pues el plan era viajar a otro lugar a 30 kilometros de alli, donde si hubiesen cajeros o POS, la amabilidad de esta persona nos evito el largo viaje y la incomodidad.
La comida, un manjar de los dioses; el precio, menos de la mitad de lo que cuesta un plato en Friday’s o Applebees. Y muy pero muy exquisita.
El momento de partir llego y busque al caballero para darle las gracias, junto con mis datos y para expresarle mi compromiso de volver a cancelar mi deuda. Lamentablemente no lo encontré.
Quede impresionado del lugar, quede impresionado con la comida, pero mas me impresiono este caballero, que sin duda alguna será muy exitoso si sigue dando ese nivel de servicio a los visitantes.
Yo por mi parte ya tengo planes para visitar este lugar el próximo fin de semana y volver a disfrutar del mar el sol y de la comida de Pelican’s y del servicio 5 estrellas que allí brindan. Ah, y por supuesto: cancelar mi deuda.
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